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Formación de monitores de Tai Chi Chuan (1ª parte): Situación actual y variables psicológicas implicadas

3 diciembre, 2006

Por Javier Arnanz

A pesar de la gran cantidad de personas que se acercan con curiosidad al Taijiquan, el número de practicantes no crece en la misma medida ya que hay una gran cantidad de abandonos. Por ejemplo, en los gimnasios donde el TCC es una actividad más de su oferta incluida en su tarifa, el abandono puede superar con mucha facilidad el 90% de los nuevos participantes. Esto puede estar debido a diferentes causas:

Desde el alumno (los beneficios hay que ganárselos):

  1. Existen expectativas inadecuadas sobre la actividad. La mayor parte de las personas que entra nuevas a la actividad suele buscar relajarse y la realidad es que esto no sucede hasta llevar un cierto tiempo y haber adquirido un nivel. En relación a esto,
  2. La actividad resulta tener más exigencia física de la esperada: Se piensa que es una actividad física suave y suelen aparecer agujetas en las piernas y otras partes del cuerpo por trabajar músculos de una forma diferente a la que se hace habitualmente a lo que se suma  el exceso de tensión muscular que surge al no encontrarse cómodo y tratar de realizar movimientos complicados técnicamente.
  3. Sensaciones de incompetencia ante la dificultad de las técnicas por el grado de coordinación que requieren.
  4. Rechazo en muchos casos a establecer un contacto físico  con otras personas cuando los ejercicios lo requieren, sobre todo si son desconocidos.
  5. Problemas con la demora del refuerzo: muchas personas no están acostumbradas a tener que soportar a corto plazo unos costes de trabajo elevados asociados a unos beneficios casi nulos.
  6. Movimientos por oleadas al gimnasio (modas), asociados a una baja adherencia. Esto además implica que el grupo no termina de constituirse sino que hay un goteo constante de gente entrando que dificulta una adecuada planificación del trabajo para la clase. Este problema tiene una menor presencia en los centros en los que sólo se practica TCC de manera que no se “entra para probar” con la misma asiduidad que en los gimnasios de tarifa única para todas las actividades.

Desde el instructor (No solo hay que saber Taijiquan, hay que saber transmitirlo):

  1. Inadecuada formación: Actualmente hay un vacío legal que ha llevado a que numerosas asociaciones y diferentes federaciones territoriales de distintas artes marciales estén dando titulaciones a monitores de TCC. Generalmente el programa de todos estos cursos se limitan al aprendizaje de una serie de formas, las que siguen en esa escuela, y como mucho se complementa con conocimientos generales de la disciplina a nivel histórico y energético, obviando la formación a nivel pedagógica. Actualmente la Federación Española de Judo (Entidad avalada por el CSD para la formación de monitores de TCC) tiene dentro de su plan formativo un programa que abarca en parte los temas aquí mencionados (planificación de clase, objetivos, cronograma, recursos motivacionales, estilos de entrenamiento y desarrollo de las facultades de comunicación.). Sin embargo, el programa de formación dedica solamente unas horas a estos contenidos, corriendo el riesgo de quedar posiblemente limitados a una visión no lo adecuadamente profunda del tema. El problema no es realmente de su programa formativo sino de que para que el futuro monitor realmente incorpore estos conocimientos, debe mostrar un especial interés y profundizar y estudiar las líneas que le han marcado en el curso.
  2. Generalmente no hay una planificación adecuada de la temporada ni de objetivos. Como la mayoría de los monitores no han recibido si quiera una formación mínima en estos aspectos, se trabaja por inercia, practicando las formas típicas de la línea del instructor para que los alumnos vayan aprendiéndolas. Los objetivos que se marcan son de resultado, conocer una secuencia, pero no se marcan objetivos de realización, de manera que hay muchos practicantes que “coleccionan” formas en las que no hay ninguna base o incluso llegan a violarse todos los principios del TCC.
  3. No se diferencian niveles dentro de los grupos o no se diferencian adecuadamente. Dentro de un mismo grupo es normal encontrar personas con edades, objetivos, condiciones físicas, destrezas y ritmos de aprendizaje completamente diferentes y se debería trabajar de manera acorde a cada una de ellas, bien con grupos diferentes más homogéneos o si no es posible, como en la mayoría de las ocasiones, diferenciar niveles dentro de la clase.
  4. En ocasiones los profesores no disponen de las habilidades necesarias para las demandas del grupo. No refuerzan o no lo hacen en el mejor momento, no saben manejar la frustración de sus alumnos ante la dificultad de determinados ejercicios, no son capaces de mantener el orden o la disciplina dentro de la clase sin resultar amenazantes, no saben motivar a sus estudiantes de forma adecuada,…

Currículum de trabajo. Fundamentalmente se trabaja desde dos enfoques: la enseñanza de formas tradicionales y la de formas modernas.

  • Tradicionales: Son las formas “originales” del TCC. Contienen la esencia del arte marcial. El problema radica en que son formas extremadamente largas (20 minutos – media hora, aunque se pueden alargar incluso más) con secuencias complicadas de recordar. Esto se diseñó así en su contexto original, por un lado, para obligar a trabajar la concentración de los estudiantes y por otro para hacer desistir a quien no tuviese un verdadero compromiso con el arte. Este estilo de enseñanza trasladado a la actualidad consigue que en muchas ocasiones el alumno desespere y abandone al sentirse incapaz de completar la tarea. Además, al estar preocupado fundamentalmente por recordar que movimiento viene después, la ejecución de las técnicas suele ser muy superficial, quedándose la actividad en una simple gimnasia, no pudiendo acceder al resto de beneficios que conlleva la práctica del TCC.
  • Formas modernas: Detectado este problema se han diseñado una serie de formas específicamente diseñadas para la enseñanza del TCC. El problema es que en ocasiones se pierde en cierta medida la estructura y espíritu de las formas tradicionales para que resulten más vistosas y aparentes. Sus posiciones son más grandes y bajas para aumentar su vistosidad y trabajar el estiramiento de músculos y tendones, y sin una adecuada supervisión, los alumnos que se inician el TCC, pueden llegar a tener ciertos riesgos de lesión, sobre todo al intentar imitar al profesor o a algunos de sus compañeros sin estar todavía preparados para ejecutar ciertas técnicas. Además de las “formas para la salud” más extendidas, existe todo un catálogo de formas cortas que surgen del mundo de la competición y que se utilizan también en el mundo de la enseñanza. Esto supone incluso acentuar los problemas comentados anteriormente, ya que son formas expresamente diseñadas para su “presentación”. Para solucionar estos problemas, en algunas escuelas se trabajan secuencias de movimientos muy cortas que constituyen un primer objetivo de aprendizaje para el alumno que se inicia.

El artículo continua en el mes de enero con soluciones a estos problemas.