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El Agua. El invierno

13 febrero, 2006

Juana Moreno (Lda. En Medicina Tradicional China)
CENTRO DE ACUPUNTURA SanBao
Tf.: 91 731 94 02 – 696 383 018
Madrid

Tratado de los Tiempos Antiguos

“Se  me ha dado a conocer que en la alta antigüedad se vivía cientos de años, sin que descendiera la actividad. Las gentes del presente se debilitan a los cincuenta años. ¿Es por el cambio de una época o por la falta de los hombres?”.

Así comienza el capítulo 1º “Tratado de la verdad de los tiempos antiguos” del Sowen, primera parte del Nei  Jing, la más antigua obra de medicina del mundo. La pregunta fue formulada por el emperador  Hoang Ti quien, según la tradición, vivió hace más de 4.500 años. Su ministro y médico, Qibo le respondió: “En los tiempos antiguos aquellos que comprendieron las obediencias del Tao, se modelaron a sí mismos según el Yin y el Yang, y así, vivieron en armonía con las artes de la divinidad…”

Yin – Yang y los Cinco Elementos

La primera referencia del Yin-Yang  se encuentra en el I Ching, el libro de las mutaciones. Según esta teoría, el mundo es material y va desarrollándose y modificándose constantemente bajo los efectos que producen el Yin y el Yang, dos Fuerzas Cósmicas que regulan y controlan todos los procesos de la naturaleza. Son antagonistas y se inhiben mutuamente, pero al llegar a un  punto crítico de exceso cada una se convierte en su opuesto, pues contiene en sí misma el germen del contrario.

Yin representa la fuerza negativa, receptiva, lo femenino, oscuro, el inconsciente, los instintos innatos. Es contractivo y descendente, está simbolizado por el agua. En el cuerpo humano Yin controla las partes interna, baja y frontal, se encarga de la nutrición e hidratación, la sangre es Yin.

Yang representa la fuerza positiva, creativa, activa, lo masculino, lo claro, el consciente, las actitudes adquiridas (educación). Es estimulante y ascendente, está simbolizado por el fuego. En el cuerpo humano Yang domina las partes  externa, superior y posterior, se ocupa de las funciones de empuje y termorregulación.  El Qi (energía) es Yang.

En cuanto al origen de la teoría de los  Cinco Elementos, consta su referencia escrita en el libro Xan Chu publicado en el año 200 a.C. En esta obra se considera que todos los objetos del mundo se dividen en cinco procesos elementales de transformación energética: la Madera, el Fuego, la Tierra, el Metal y el Agua.

El ciclo anual  es la condición bajo la que evoluciona toda vida. El calendario chino considera cinco estaciones ya que se basa en ciclos lunares. Así tenemos que la primavera pertenece al elemento Madera, el verano al Fuego, el final de verano o verano tardío a la Tierra, el otoño al Metal y el invierno al Agua.

El Agua. El invierno

Considerando las fechas en que estamos prestaremos más atención al elemento Agua, pues es el que domina durante el invierno. En el aspecto físico, los riñones y la vejiga, que tratan el agua del cuerpo, son los órganos relacionados con este elemento y con la estación invernal. Es importante fortalecerlos mediante el ejercicio, protegerlos del frío y prestar especial atención al descanso.

El elemento Agua es el “señor del invierno”. Su poder es Yin, profundo, oscuro, hunde sus raíces en el inconsciente del que extrae lo necesario para comenzar otro ciclo, un nuevo renacer. El Agua es K’an, Lo Abismal, el hijo mediano. Viene de la madre, el inconsciente colectivo y nos trae el “agua de vida”; el deseo de ser y una emoción, el miedo: miedo a lo desconocido, al cambio.

El hexagrama 29 del I Ching nos habla de K’an. Nos da la imagen del agua que, poniéndose en movimiento origina la vida en la tierra, también nos dice que referido al hombre, representa al alma encerrada en el cuerpo, lo luminoso contenido en el interior de lo oscuro, la razón.

K’an nos advierte del peligro de “saber a que atenerse”, no es momento de claridad, el Agua representa lo ancestral, los instintos, las emociones en general y durante el invierno el miedo en concreto. Es tiempo de prudencia, de impedir que un temor patológico nos paralice, nos reafirme en lo conocido porque nos ofrece seguridad o que nos lancemos a ciegas a objetivos y situaciones que apenas identificamos. Es tiempo de reflexión serena, de coherencia con uno mismo, para que esa misma coherencia nos permita más adelante, fluyendo con el Tao, renacer en primavera a un aspecto nuevo de nuestro ser, que, nutrido con el agua de nuestra emoción, pueda llegar a cumplir su deseo de conocerse y experimentarse.

Según la dinámica de los cinco elementos el Agua (invierno) genera la Madera (primavera). Escuchando a K’an en nuestro interior, profundizando en quienes somos, llegaremos con la suavidad y perseverancia del agua a Sun, la Madera. Pero esa es otra energía, otra estación, otro arquetipo…